ANTANAS MOCKUS: La creatividad, sumada a la cooperación entre Lucho Garzón, Enrique Peñalosa y yo, sí logró ser percibida como una nueva forma de hacer política. Que tres candidatos rivales viajaran en el mismo bus, se quedaran en el mismo hotel, fueran a las emisoras juntos, fue algo no convencional. Si no hacíamos algo extraordinario íbamos a tener 300 mil votos en la consulta y no más de millón y medio, como tuvimos.
LP: Desde un principio se planteó que usted fuera el candidato y tenía favoritismo en las encuestas. ¿Para qué la consulta?
A.M: Inicialmente Lucho me propuso que yo fuera candidato, Enrique lo apoyó. Pero yo no me sentía cómodo en el rol de candidato presidencial designado. Entonces, entre los tres, acordamos hacer la consulta para darle fuerza a la candidatura del Partido Verde, independientemente de quien fuera el aspirante. Mucha gente nos vio debatiendo seriamente y valoró que no nos agrediéramos ni hiciéramos cosas prosaicas como atacar a los otros. Con eso, logramos una comunicación más sutil con el electorado.
LP: ¿Quiénes son sus votantes?
AM: Veo votando por mí a usuarios de Twitter y Facebook, gente cargada de desprecio por lo convencional y nuevas generaciones que valoran la autonomía personal y formas alternativas de expresión. También a personas mayores y jóvenes profesionales.
LP: ¿Su lema?
A.M: En una de nuestras visitas a Casucá, un muchacho levantó la mano, me mostró a sus compañeros grafiteros y me dijo: “mire, con educación todo se puede”. Tomé esa frase como eslogan.
LP: Con candidato presidencial y bancada en el Congreso, ¿cuál es el proyecto ideológico del Partido Verde?
AM: Para solucionar cualquier problema se necesita cumplir con la legalidad. Y para eso hay que articular el cumplimiento de la ley, la incorporación cultural de la misma y la sensación generalizada de que es un deber moral cumplirla. Le doy un ejemplo en el tema ambiental. Reciclar debe ser una obligación legal, y debemos llegar a una sociedad en que la gente se acostumbre a reciclar y en la que, quien no lo haga, sienta culpa y sea sancionado socialmente.
LP: Usted dice que va a pensar en conversaciones con líderes que están por fuera del Partido Verde. ¿Eso qué significa?
A.M: Que de aquí en adelante seguiré con esta forma de hacer política que consiste en que, si tengo que aprender algo bueno de otros candidatos, lo haré. Por ejemplo: si tengo que reconocer que estuvo bien que Rafael Pardo reclamara por los extraños sucesos electorales en el Valle, lo hago. No he hablado de alianzas, simplemente he dicho que uno puede aprender del rival.
LP: ¿O sea que llegará solo, sin alianzas, a la primera vuelta?
A.M: No soy experto en estrategia. Yo siento que todavía somos muchos los candidatos, que somos una montonera. Pero mis compañeros me tranquilizan diciendo que eso se decanta, y que estamos listos para estar entre los más votados en la primera vuelta. Haré una campaña respetando a los demás y aprendiendo de ellos, pero nuestra prioridad es consolidar el equipo.
LP: Usted no se ha dejado encasillar en el debate uribismo-antiuribismo. ¿Cómo va a enfrentar ese debate como candidato?
A.M: Medios, analistas y políticos siempre tratan de encasillar a los candidatos entre los que podrían continuar algunas políticas de Uribe y los que no. Mi señal es de tranquilidad: los logros de Uribe no van a ser despreciados. En Bogotá fui cuidadoso cuando recibí la Alcaldía de Jaime Castro y de Peñalosa. Ahora que la gente ya no le tiene miedo a las pescas milagrosas, al secuestro y a las tomas armadas, creo que hay que avanzar. Pasar de la seguridad democrática que permitió el monopolio estatal de la fuerza, a la legalidad democrática que supone el monopolio estatal de la justicia. En Colombia las FARC, los paramilitares y los narcos son los que hacen justicia y la justicia legal, oficial, está destruida, pero sobre todo, desprestigiada. Hay que reconstruirla. Me la juego toda por sintonizarme y movilizar a aquella parte de la sociedad que está cansada de la ilegalidad.
LP: ¿Cómo se articula todo esto con su otra bandera, la del cambio cultural?
A.M. Avanzaremos como sociedad y mejoraremos la calidad de vida si logramos convencer a la gente que el estado de derecho no es solo monopolio del uso de la fuerza, sino que también es monopolio de la justicia. Una justicia que no viene de mafias justicieras. Me vi ‘el Capo’ de cabo a rabo y el mensaje final de la serie es la justicia oficial no sirve, son mucho más eficientes los valores de lealtad y valentía de los mafiosos. También sus fórmulas para impartir justicia privada. En Colombia, el balón de la justicia lo lleva en los pies la ilegalidad. Eso hay que cambiarlo.
LP: ¿Cómo?
A.M: Hay que generalizar la sanción social contra los que hacen actividades ilegales y contra los que se echan cuentos para justificarlas. Es el caso de los que dicen que los colonos deben cultivar coca porque no tienen más opción. O de los que justifican que alguien robe porque es pobre. Los lugares comunes deben voltearse a favor de la legalidad y la convivencia. En Lituania había un dicho popular que decía que cuando alguien metía la pata era “tan estúpido como si fumara marihuana”. Entonces, de vez en cuando alguien probaba, pero la mayoría no.
LP: ¿Por qué votar por usted y no por otro candidato?
A.M: Porque tengo otra manera de entender y explicar el nuevo escenario. No planteo lo mismo, ni me limito a decir que continuaré lo bueno del gobierno anterior. Eso debe darse por sobre entendido con un buen candidato. Reiterarlo es caer en la obviedad. Sobre mi forma de hacer política, siento una alegría casi sádica cada vez que alguien me dice que yo sería un buen presidente para Dinamarca. Y yo les respondo: “por favor, búsquenme a alguien que entienda mejor lo que pasa en Cundinamarca”.
LP: En tan corto tiempo de campaña, ¿cuál será su principal estrategia?
A.M: la difusión viral de pequeños ritos como el minuto de silencio cada vez que alguien, o en algún lugar, se piensa en los muertos o en las víctimas de la violencia. Ritos como este ayudan a sintonizar a la sociedad con el respeto a la legalidad y a la vida. Y yo creo que mi postura está bastante alineada con la necesidad social de recuperar la solidaridad en torno a los derechos y la legalidad para hacerlos respetar. Reivindicar el tema de la solidaridad es fundamental e incide en todos los aspectos de un buen gobierno. Sólo apostándole a la solidaridad se puede lograr una mayor cultura tributaria y una mejor distribución del ingreso, por ejemplo.
LP: ¿Ya tiene definida la fórmula vicepresidencial?
Fuente: Terra
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