8/14/2010

¿A quien responsabilizar por el Carro bomba?


¿Quién tiene temores, razones y capacidad para mandar un mensaje político con un carro bomba? En Colombia muchos. Infortunadamente, criminales sueltos e impunes con temores, razones y capacidad para hacer actos de terrorismo todavía pululan.

En la extrema izquierda, Las Farc no se toman el trabajo de hacer un acto terrorista para causar el menor sino el mayor daño. Las bombas en Blockbuster, el Club el Nogal, los rocketazos a la Casa de Nariño, las bombas en Neiva o los ataques a pueblos del Cauca así lo demuestran. Un bombazo de las Farc es para matar tanta gente como se pueda, principalmente miembros de la fuerza pública o dirigentes políticos, no para mandar mensajes.

La otra extrema se quedó sin eufemismos para nombrarla. Ya no podemos decir que fueron las AUC, los Castaño, los paramilitares o las fuerzas oscuras. La extrema derecha ya no tiene esa cobertura. Lo que sigue teniendo es lo que la Corte Suprema de Justicia llama “estructuras organizadas de poder” es decir uniformes, cargos y posiciones dentro de esferas militares, económicas y políticas. Muchas de esas estructuras permanecen y tienen una mejor división del trabajo. 

Unos hacen el trabajo militar, los bombazos y magnicidios por ejemplo, reciben aliento y encubrimiento y otros escriben columnas, hacen negocios, ganan elecciones y facturan políticamente. Por fortuna, a falta de eufemismos hoy es mucho más evidente quiénes son los miembros de esa extrema y no hay duda sobre quién es su gran figura y aglutinador político.

¿Qué teme la extrema izquierda? Que la sigan derrotando. Que sigan capturando o dando de baja a sus comandantes. Que cada día tienen menor cobertura política y nula legitimidad social. Que se quedan sin socios y espacios internacionales. Si la hipótesis de que el carro bomba frente a Caracol la puso alias Grannobles se confirma, entonces las Farc están divididas y el influyente bloque oriental de las Farc, al mando de Jojoy del que depende Grannobles, está desafiando la autoridad y llamado al diálogo de Alfonso Cano. 

El Gobierno tendría entonces varias opciones. Entre otras, puede jugarle a la división en contra de Cano, capturarlo o darlo de baja en combate y enterrar el ala de la negociación. También puede jugarle a la división en contra de Jojoy y Grannobles, presionar su captura o muerte en combate, y dejar viva el ala de la negociación. En cualquier caso, si el gobierno quiere dejarle claro a las Farc y al país que la oferta de diálogo es en el marco de la seguridad democrática, debe esforzarse por capturar o dar de baja en combate a algún miembro del Secretariado en lo que resta del año.

¿Qué teme la extrema derecha? Su principal temor es que al restablecer el respeto y facilitar el trabajo de las Altas Cortes y eventualmente nombrar un Fiscal independiente, finalmente los develen y judicialicen. Saben que el cúmulo de pruebas que los señalan ha ido creciendo y temen que a un juez independiente se le dé por desempolvarlas y hacer justicia. Temen perder cobertura política. Si Chávez y las Farc dejan de ser los cocos que la justifican, la extrema derecha queda al desnudo y reducida a las mínimas proporciones de legitimidad. Temen que la cooperación judicial con Estados Unidos finalmente funcione. Ya empezaron a trasladar a los jefes paramilitares a una misma cárcel para facilitar sus diligencias judiciales y mejoraron las medidas de protección a sus familias. ¿Qué tal que eso los incentive a confesar un poco más? ¿En qué quedarían sus otrora socios?

Además de temores también tienen rencores. No les dieron representación en el Gabinete. No fueron a testificar en favor de sus familiares, le hicieron la corte a Chávez, a las Cortes y hasta se están pensando nombrar Fiscal independiente. ¡El colmo! Antes de que ese rumbo inadmisible avanzara, había que enviar un mensaje sonoro y contundente. 

Recibido el mensaje, ¿qué opciones tiene el Gobierno? Una opción es recular, acudir en socorro del primo, mantener la terna de Fiscal, trancar las Cortes y enredar la cooperación judicial. Si recula, el gobierno le entregaría su gobernabilidad al ala derecha que perdió poder y que ya le demostró que va a sabotearlo, pero le mostraría banderita blanca y le reafirmaría que no es un traidor. Otra opción es seguir con el pie del cambio en el acelerador, dejar actuar a la justicia y respaldarla. Pero sabe que si con las señales de cambio le mandaron carro bomba, con su concreción no tendrían empacho en pasar a los magnicidios. La otra opción es bajar el ritmo, pero ejecutar algunos costos, para que el chistecito de la bomba no quede impune. Una jornada de decisiones judiciales sobre el círculo político y de limpieza en el círculo militar sería excelente manera de notificarse del mensaje.

Haya sido la extrema de un lado o del otro, lo que no puede hacer el gobierno es no darse por notificado y responder.

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